La pandemia de coronavirus se configura en una prueba de fuerza y templanza para sostener la naturaleza de nuestros vínculos afectivos, donde primará la flexibilidad y el ajuste a adaptativo ante este nuevo contexto al que nos vemos condicionados.
Resulta objetivo plantear que estar encerrado, para muchas personas, ha amplificado e intensificado emociones que hayan estado experimentando., previo a la pandemia. Nuestras rutinas familiares, sociales y laborales evidentemente se ven alteradas al estar bajo un régimen de cuarentena donde la ausencia de estos hábitos de interacción y soporte se ven mermados. Es decir, a lo menos plantean un desafío adaptativo que ejerce una presión significativa respecto a nuestra cotidianidad como pareja. Bajo esta óptica, dificultades propias del devenir en una relación en un contexto social normativo, pueden manifestarse como verdaderas fracturas o problemas complejos de abordar. No obstante lo anterior, se ha observado como algunas relaciones se fortalecen cada vez más aun cuando las condiciones aparezcan desfavorables. Desde esta mirada, emergen factores y conductas que sí permiten movilizar nuestros vínculos hacia un estadio más integral, amplio y próspero.
APOYO MUTUO FRENTE A CIRCUNSTANCIAS DE ESTRÉS
Los niveles de estrés pueden subir y bajar durante tiempos “normales”. Durante la cuarentena, con el estrés constantemente presente – televisión y redes sociales – la intensificación de emociones desde ambos compañeros puede tornar un pequeño problema en una eventual batalla campal. (Muchas veces legitimando de sobremanera el padecer personal por sobre el de nuestra pareja). En contraparte, relaciones en donde prima la comunicación y la apertura frente a estados emocionales adversos permiten enfocarse en el abordaje flexible, empático y resolutivo de estos focos de tensión cotidianos, focalizándose en aspectos ligados a nuestro control, y no en los que nos exceden, para comprender y apoyar a nuestra pareja.
ESPACIOS COMUNES Y PERSONALES
Si no tiene el lujo de tener mucho espacio en su hogar, entonces la cuarentena puede haber sido una verdadera lucha. Si ambos necesitan trabajar en la mesa del comedor, o ambos hacen malabares para coordinar reuniones y plazos, entonces puede ser difícil garantizar que se satisfagan ambas necesidades. El proceso de cumplir las prioridades puede requerir cierta planificación, negociación y distribución de recursos. Las parejas fuertes se toman el tiempo para resolver estas cosas. Planean quién necesita espacio físico y emocional. Las relaciones sólidas se basan en un equilibrio entre el tiempo juntos y el tiempo a solas. Aunque puede ser difícil en un entorno restringido, es importante tratar de lograr ese equilibrio, de manera proactiva y no reactiva a las contingencias de nuestro día a día.
DIALOGO Y ESCUCHA
Puede resultar fácil aportar una solución o consejo cuando nuestra pareja trae un problema. Sin embargo, a veces es la conversación y el diálogo lo que ayuda a encontrar una solución propia. Las parejas fuertes realmente se escuchan y respetan lo que está pasando su pareja. Ser capaz de discutir sentimientos y emociones sin ser juzgado o desplazado es un elemento fundamental de cualquier relación, siendo muchas veces –sino siempre – el mismo problema el portador de la solución o respuesta al mismo.
ROL AGENTE Y FLEXIBLE
Lo cotidiano y el tedio pueden fácilmente generar distanciamiento e inclusive desprecio en las parejas. En este sentido, es vital que las parejas tomen tiempo para continuar siendo respetuosas y curiosas entre sí (vida afectiva, sexualidad, espiritualidad, roles, bienestar; entre otros), en lugar de simplemente hacer suposiciones y darlo todo por sentado. Las parejas que demuestran mayor fortaleza son capaces de identificar con mayor facilidad aspectos que no son significativos para ambos, logrando desapegarse de los mismos. Así también, logran generar nuevos puntos y espacios de encuentro entre ambos desde un movimiento proactivo, agente, creativo y en donde pueden surgir nuevas posibilidades de interacción en las distintas esferas que competen el “amar”. De esta forma, hacer ejercicio juntos, cocinar, esparcirse e inclusive dar continuidad a hábitos asociados a lo cotidiano, permiten sostener una dinámica de pareja más predecible, estable y descomprimida respecto a lo que era previo a la pandemia, adquiriendo un nuevo sentido que sí satisfaga las necesidades actuales de ambos. En síntesis, se trata de nunca perder el interés en tu pareja y atesorar el vínculo que se tiene, más allá del contexto adverso donde se desenvuelve.