Sin duda la pandemia de coronavirus ha incidido en lo que compete a nuestra salud mental.
Cuadros de ansiedad emergen con especial fuerza toda vez se atisba nuestra reincorporación a nuestra
vida “normal” después de meses de incertidumbre y cuarentenas, siendo una esfera principalmente
relevante la del retorno a nuestros trabajos. Cabe relevar, que actualmente uno de los factores de mayor
influencia en cuadros de ansiedad se condice con la complejidad de efectuar nuestros trabajos desde
nuestros hogares, así como la eventual operación retorno hacia nuestro devenir laboral previo a la
pandemia. En términos estadísticos, en el Reino Unido, donde actualmente se desarrolla este proceso de
transición hacia la normalidad laboral, se aprecian estadísticas a considerar respecto a lo que podría ser
la situación en Chile. En este sentido, una investigación realizada por las Clínicas de Salud Bupa en Londres,
arrojó que dos tercios (65%) de los empleados británicos reportan ansiedad por regresar al trabajo. Sus
temores están en torno a no poder distanciarse socialmente de manera efectiva (42%), los peligros de
contraer el virus durante los traslados (38%) y la posibilidad de que el lugar de trabajo no cumpla con
los estándares de higienización (37%)
.

Comprender la ansiedad


La ansiedad es normalmente identificable desde un estado individual de lucha o huida. No
obstante lo anterior, la ansiedad cumple un rol adaptativo y de protección, en tanto es un indicador
fehaciente respecto a una potencial amenaza. (Por ejemplo: Realizar una presentación frente a un grupo
de personas; rendir un examen, entre otros). En consecuencia con nuestro tópico laboral, aun cuando el
retorno al trabajo no se manifiesta como una amenaza real, la ansiedad sí puede hacernos percibirla como
tal. Otro indicador significativo de la ansiedad se expresa en la proyección de nuestras preocupaciones
a futuro
, aspecto particularmente manifiesto ante procesos adaptativos o de incertidumbre. De esta
forma, nuestra anticipación ante el futuro, sea con un tenor polarizado hacia lo positivo (expectativas
inmediatistas o idealizadas) o hacia lo negativo (escenarios de fracaso e inclusive catastróficos) pueden
ser una buena señal de que estamos padeciendo de ansiedad. A la vez, la vía regia de la ansiedad se
expresa comúnmente a través de sintomatología física
, desde un amplio universo sintomatológico que
puede abarcar desde sudor excesivo, rubor, temblores, nauseas, reacciones cutáneas entre otros).

¿Qué se puede hacer para apoyar a nuestros colaboradores con
ansiedad?


 Tomar en serio las preocupaciones de nuestros colaboradores respecto a su reincorporación al
trabajo.
 Intentar comprender cómo la ansiedad puede manifestarse en un individuo. (Por ejemplo: Según
los indicadores expuestos).
 Recordar que la claridad y la adecuada comunicación respecto a instrucciones y expectativas de
trabajo facilitarán una mayor sensación de control, por tanto, menor ansiedad.
 Promover factores protectores y de autocuidado en tu unidad de trabajo. (Higiene,
distanciamiento social entre colaboradores, además de cualquier otra medida que priorice la
seguridad dentro del lugar de trabajo).
 Facilitar y proyectar una mayor sensación de control frente a la reincorporación de los
colaboradores, es decir, actuar proactivamente mediante planes de contingencia ante escenarios
que puedan surgir.
 Apertura ante requerimientos de flexibilidad laboral. Se trata de respetar la gradualidad de su
retorno a la “nueva normalidad laboral”.
 Ofrecer espacios que promuevan una percepción de seguridad en el trabajo. (Conversaciones
personales o colectivas). “Con ansiedad, siempre es mejor saber que no saber. La incertidumbre
genera más ansiedad”.
 Consultar inquietudes y sugerencias que se susciten ante este nuevo desafío adaptativo.
 Ofertar apoyo y contención de ser necesario. Debe existir un referente o unidad dentro de la
empresa que sea capaz de brindar apoyo emocional. Si la situación lo amerita facilitar la
derivación a la red de salud mental pertinente.
 Fomentar y promover el autocuidado y el equilibrio trabajo‐vida personal. Esto, aplica con mayor
efectividad en la medida que las jefaturas cuenten con las herramientas para posicionarse frente
a sus colaboradores como referentes facilitadores de este valor.