La adversidad está en todas partes. Puede aparecer cuando menos lo esperas y puede ir acompañado de reacciones desagradables, aunque normales, como ansiedad, preocupación excesiva, decepción, dolor, vergüenza, frustración y tristeza. Pasar de una experiencia difícil o traumática e incluso superarla puede ser difícil, pero es posible. ¿Qué debemos hacer cuando nos enfrentamos a dificultades? ¿Cómo afrontaremos nuestro dolor?
Las respuestas a estas preguntas no son sencillas, pero el concepto psicológico de “resiliencia” puede ayudar. Dado que todos nos encontramos actualmente en medio de una situación adversa, la pandemia de COVID-19, comprender la resiliencia es especialmente pertinente. La resiliencia se define como la capacidad para navegar con éxito y recuperarse de circunstancias estresantes o situaciones de crisis, y hacerlo de una manera que conduzca a un funcionamiento saludable a lo largo del tiempo. Es decir, la resiliencia no se trata solo de recuperarse, sino también de experimentar algún tipo de crecimiento, como encontrar significado y propósito, autoconciencia o experimentar una mejora en las relaciones interpersonales.
En segundo lugar, aunque algunas personas parecen estar dispuestas a lidiar más eficazmente con el estrés y la ansiedad, y a regular mejor sus emociones, la resiliencia no es un rasgo único que poseas o no. Más bien, es un conjunto de habilidades, que incluyen comportamientos y pensamientos que pueden mejorarse mediante el aprendizaje y la exposición a nuevas experiencias.
En tercer lugar, aunque las características individuales son importantes para la resiliencia, los factores contextuales también influyen, como los recursos sociales, sanitarios y económicos disponibles para usted. Por ejemplo, es posible que esté predispuesto a la resiliencia, pero si fue criado en un entorno estresante y sin apoyo por parte de padres abusivos, es posible que no lo desarrolle. De hecho, además de ser inexacto, es injusto y dañino ver la resiliencia simplemente como un rasgo individual; las personas que luchan por recuperarse de un evento negativo de la vida podrían pensar que hay algo intrínsecamente mal en ellas, lo cual no es cierto. El acceso a determinados recursos externos es un factor importante en la capacidad de cualquier persona para mostrar resiliencia.
Cuarto, la resiliencia es dinámica. Puede ser resiliente en un contexto, pero entonces su capacidad de resiliencia, o su capacidad para aprovechar los recursos disponibles, podría no ser suficiente para otra situación, posiblemente más exigente o difícil. Todos podemos ser más resistentes en una etapa de nuestras vidas, pero menos en otra.
Quinto, ser resistente no significa que no tendrá una herida o una cicatriz. Por ejemplo, en un estudio de más de 200 personas que habían experimentado la muerte de su cónyuge, incluso aquellos identificados como los más resistentes informaron tener al menos algunos síntomas de duelo.
Por último, puede parecer paradójico, pero la resiliencia proviene de estar en contacto con la adversidad, no de tratar de mantener una actitud positiva todo el tiempo o de huir siempre de las dificultades de la vida. A muchos de nosotros se nos enseña desde pequeños que debemos evitar las dificultades o el estrés, y es cierto que el estrés crónico tóxico es un factor de riesgo para los problemas de salud mental. Pero la exposición a cierto nivel de estrés le brinda el desafío necesario para volverse más fuerte frente a las dificultades, siempre que aprenda a sobrellevarlo con éxito. Por el contrario, si evita demasiado los desafíos en la vida, entonces, cuando surja una dificultad inevitable, no habrá desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarlos.
Comprender la naturaleza compleja y dinámica de la resiliencia es importante porque demuestra que no existe una píldora mágica o una receta que lo haga resiliente. Cada individuo tendrá su propia forma de afrontar la angustia, su propio ritmo de recuperación y niveles de aprendizaje de una crisis. También está totalmente bien no recuperarse rápida o completamente de una adversidad en particular. Está bien lastimarse o perderse durante un momento difícil. |
Qué hacer
La ciencia no tiene todas las respuestas sobre cómo uno se vuelve resistente, pero lo que sí sabemos es que requiere aprender a aprovechar los recursos tanto internos como externos. Tocaré algunos de los más fundamentales.
Conéctate con otros
Durante tiempos difíciles, es común querer retirarse del mundo. Esto puede deberse a diversas razones, como sentimientos de vergüenza, miedo a ser juzgado o no querer ser una carga para los demás. Aunque no hay nada de malo en querer la soledad durante los momentos difíciles, también es importante que te mantengas en contacto con la gente, al menos hasta cierto punto. Las investigaciones muestran que el riesgo de desarrollar un trastorno de estrés postraumático es mayor para las personas que carecen de apoyo social postraumático (tenga en cuenta que, incluso si tiene amigos y familiares, si evita verlos o hablar con ellos por completo, será imposible que te ayuden).
Acepta y céntrate en lo que puedes controlar
Un estudio que involucró la inducción experimental del dolor en 62 hombres y mujeres mostró la efectividad de la aceptación; aquellos a los que se les enseñó la aceptación experimentaron menos dolor sensorial en comparación con un grupo de control que usó distracción simple.
Cuando la adversidad golpea, pregúntese “¿Qué puedo hacer en esta situación?” Y redirija su energía hacia los problemas en los que puede influir. En el caso de la pandemia actual, por supuesto, no puede luchar contra su existencia, pero si la acepta con delicadeza con todas sus limitaciones y molestias, tendrá la oportunidad de centrar su atención en las cosas sobre las que sí tiene control. Como uno de mis pensadores favoritos, el psiquiatra Viktor Frankl escribió en El hombre en busca de sentido (1946): “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación … tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.
Practica permanecer con la incomodidad de ciertas emociones.
Si usted es como muchas personas, puede intentar evitar sus emociones incómodas alejándolas. Podría pensar que esto le da el control. El problema es que, incluso si tiene un éxito temporal en la regulación de la incomodidad de esta manera, cuando utiliza la evasión como estrategia de afrontamiento predeterminada, se volverá contraproducente y evitará que se vuelva resistente a los factores estresantes de la vida. Un estudio diario en el que participaron decenas de voluntarios mostró cómo, cuanto más intentaban las personas evitar o controlar sus emociones en un día determinado, menos tendían a disfrutar de sus actividades ese día y más emociones negativas sentían. Cuando lo piensas, esto es intuitivo; por supuesto, será un desafío disfrutar de la vida si evitas constantemente las emociones o intentas detenerlas, porque no podrás concentrarte en el momento presente, ni tendrás los recursos que necesitas para realmente participar en tus tareas y actividades diarias.
Toma distancia de tus pensamientos
Como psicoterapeuta, he visto a muchos clientes a lo largo de los años que se han quedado atrapados en las historias destructivas que se cuentan a sí mismos sobre una situación o evento en sus vidas. Constantemente nos contamos historias sobre qué tipo de persona somos, sobre nuestras relaciones o nuestras vidas en general. Aunque este es un proceso útil para dar sentido a nuestros pensamientos, algunos de ellos no son útiles. Por ejemplo, después de un divorcio, algunos de mis clientes creen que son un fracaso, que nunca volverán a tener una relación amorosa o que siempre tomarán malas decisiones. Sin embargo, estos pensamientos son solo pensamientos, no necesariamente reflejan la verdad completa. Cuando las personas creen este tipo de pensamientos relacionados con uno mismo, a menudo evitan o se retiran, ambas estrategias de afrontamiento inútiles a largo plazo.
Cuando enfrente una dificultad, salga de su historia observándola y viendo sus pensamientos simplemente como pensamientos, no como hechos. Recuerde, no tiene que creer en todas las historias que se cuenta.
Replantee las dificultades como un desafío
Otra estrategia para desarrollar la resiliencia es encontrar oportunidades de crecimiento en la adversidad. Mucha gente me ha dicho que ha encontrado esto especialmente útil para hacer frente a emociones desagradables y pensamientos negativos durante la pandemia. Por ejemplo, tengo un colega con dos hijos que dijo que está agradecido por el tiempo extra con sus hijos, ahora que trabaja desde su casa. Una clienta me dijo que, a pesar de estar aislada de la familia durante mucho tiempo y sentirse frustrada y asustada, ve la pandemia como una oportunidad para hacer una reflexión interna y aprender a sentirse más cómoda con la incomodidad.
Sin embargo, no confunda este enfoque con el pensamiento positivo. No está negando lo negativo ni tratando de pensar en positivo. Más bien, está convirtiendo su situación en una fuente de inspiración y encontrando oportunidades significativas en ella.
Puntos clave
- La resiliencia no se trata de ser a prueba de balas. Las personas resilientes experimentan dolor y sufren, pero eventualmente se recuperan y crecen.
- En lugar de aislarse, conéctese con otros durante tiempos de crisis, especialmente sus amigos, familiares, grupos de apoyo y comunidades.
- La aceptación puede ser liberadora. Cuando acepta lo inevitable, puede dirigir su atención más fácilmente a lo que puede controlar y volverse proactivo en la resolución de problemas.
- Evitar experiencias internas, como emociones y pensamientos desagradables, es perjudicial para el bienestar a largo plazo.
- La resiliencia requiere que aprovechemos nuestras fortalezas y recursos internos, así como nuestros recursos externos, como el apoyo social de otros.
- Trate de percibir las dificultades como una oportunidad de crecimiento que puede ayudarlo a enfrentar mejor la angustia.